Al mar, fuerza inmensa que abraza la tierra, tan embravecido estos días.
Boca de sal,
a veces beso templado
de azules y de cristal,
canto amable de sirena
que posa su cuerpo alado
sobre la arena.
A veces, rugido fiero
dentellada de dragón,
vientre que frío y certero
abraza y a la tierra templa el corazón.
Pieles de roca
redoblan sus tambores,
luna creciente que toca
en la noche sus honores
sobre mi pecho y mi boca.
Ecos de agua,
llantos de caracolas Atlantes,
tumba de fieles e infieles,
de humillados y gigantes.
Descansa, Oh emperador,
en tus imperios dormido,
concédeme tu favor
boca de sal y furor,
voz de canto enardecido.
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