La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

16 febrero 2016

Equilibrio y calma

Perdimos el equilibrio y la calma,
las manos que en alfar
acariciaban contornos por nacer.

Hemos perdido las manos que trenzaban juncos
a la sombra plácida del tiempo,
enea y palma para el reposo y el pan;
manos tejedoras de redes
que a la mar fueron bridas
y arañaron el sustento.

Perdimos el equilibrio
y las bocas que hilaban historias
a las puertas de la noche,
que amasaban pacientes
horas dulces para el día,
dedos que sosteniendo acuarelas
pintaban la blanca anchura de la tarde en paz.

Hemos perdido el equilibrio y la calma
de los pasos lentos en caminos largos
que daban respiro a la palabra,
firmeza al pensamiento,
fragmentos de la vida andada y por andar 

Perdimos el equilibrio y la calma
esclavos de un reloj mecánico sin corazón.