Éstos son mis muertos.
porque son de mi casa y son cercanos,
son los mismos muertos por los que lloré otra vez.
De mi pueblo o distantes
los mismos muertos siempre, siempre.
 Los que cargan sobre los hombros
 Los que cargan sobre los hombros 
la enorme cruz de su pan
los que, con el sudor de su frente,
riegan las flores que iluminan a sus hijos
y labran, con el cansancio de sus manos,
el árido camino hasta su casa.
Éstos son mis muertos,
los mismos que mueren de hambre
ante las puertas cerradas 
donde se pudre la abundancia.
Son los mismos muertos que lloré.
Los mismos, bajo idénticas bombas 
de metralla o de mentiras
que arrasan sus refugios de barro
y apagan todas sus estrellas.
Son mis muertos todos,
pacíficos, inocentes, crédulos, confiados,
víctimas de eternos verdugos laureados de púrpura
cuyo pulgar oscila, ora alzado, ora vencido
entre el poder, el odio y la venganza.
Éstos son mis muertos y me duelen 
porque son de mi casa,
los mismos muertos por los que lloré otra vez. 
