FELIZ NAVIDAD

Felíz Navidad a todos. Que se cumplan todos nuestros deseos de buena voluntad, la esperanza en un mundo mejor, en que la justicia brille como una estrella, en que la paz inunde el mundo como el aire y el alimento y la salud no falte en ninguna casa. Y que todo ello sea nuestro proyecto todos los días de año. Gracias por pasar por aquí, por acariciar mis versos con vuestros ojos porque al  pronunciarlos los tomáis como vuestros y os lleváis una parte de mí. Gracias también por vuestros comentarios que son mi alegría.

Pareciera que esta noche el mundo duerme

entre las ansiadas sábanas de la paz,

que los niños se sacian de pechos como lunas

henchidos de leche dulce de mieles.

Pareciera extinto el llanto,

extintas las mentes

capaces de asfixiar la inocencia

para alimentar con su pureza

el vientre insaciable de la bestia.

Pareciera que el mundo duerme

acunado por vientos astrales portadores de música,

pareciera que despierta de su pesar

y que la emoción creadora concebida por los poetas

florece en boca de todos los hombres.

Pareciera que el mundo esta noche…

El bastón

Los recuerdos felices nos servirán de bastón para sostener el peso de los años.

Cuando sea el bastón mi compañero
aferradas a su puño mis manos
arrancaré sonrisas al recuerdo,
al implacable peso de los años.
 

La plaza iluminada por los niños,
el sol de sus caritas en el parque,
los árboles, la fuente y los mirlos.
Juegos de arena y agua de la tarde.

Pasó

Quiero pasar de puntillas, rozando los corazones con mis alas o versos, 

sigilosamente, como la pluma de un ave o una mariposa.

Pasó como pluma

que atravesara el aire sigilosa.

Pasó ante sus ojos

como un tenue vibrar de mariposa.

Salvó con sus alas

rincones de oscuras soledades,

se fue con silencios

al declinar callado de la tarde.

Pasó como arrullo,

como un fluir de notas musitadas,

pasó con candelas

por los pasillos fríos de la nada.

Cruzó la memoria

como roce de párrafo vivido,

silbando canciones

a la intemperie agraz de los oídos.

Partió sin pan, sin senda ya marcada,

sin levantar insignia,

grabando sin querer en el recuerdo

el breve parpadeo de sus días.

A contraluz del mundo

pasó como pluma sigilosa

que atravesara el aire de puntillas,

como una mariposa.