La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

17 diciembre 2016

No puedo cantar


Poema escrito en 2004,  la guerra que lo inspiró era otra, o quizá sea la misma. El terrible dolor de las personas que la sufren y que han perdido a sus seres queridos, es el mismo dolor en cualquier guerra. 
Las madres traen sus manos
repletas de muertos.
En el acíbar de sus lágrimas
el rostro de su sangre,
en su boca, sin cansancio
y sin olvido, el nombre de sus hijos.
No puedo cantar.
No puedo cantar.

Bajo el imperio de los espejos
se amontonan las víctimas,
sobre el bosque de sus cuerpos
se yerguen los pilares
donde siempre se festeja.
No puedo cantar.
No puedo cantar.

Siempre. Siempre
el reino antiguo
de la misma muerte.

Los gusanos de la avaricia
devoran inocentes sin boca,
mientras el resto, sin preguntas,
baila sobre su propia tumba
adorando estrellas inexistentes
dibujadas en el suelo por los hombres.

No puedo cantar.
No puedo cantar.

03 diciembre 2016

El brazo de la balanza


La justicia busca su sentido
extraviada por los pasillos
tras despachos ordenadamente numéricos.

Busca en el trasiego de gentes que la invocan
la justificación de su existencia.

Pero no hay equilibrio ni poesía
en el interminable laberinto
de sus códigos prosaicos.

Sus versículos son pasajes sin salida
donde se desorienta temerosa la inocencia.

Elegido símbolo humano,
falsamente ciego,
que bajo su venda
hace un guiño a los poderosos
y mira de reojo a los humildes.

Cauce abierto a la injusticia,
balanza desequilibrada
al peso de los mayúsculos.

05 noviembre 2016

Para vivir


Escapé de la noche
de los mil y un cuentos sin magia,
del reino del esplendor divino
de las cosas no divinas,
de los espacios vitales habitados
por naturalezas muertas sin memoria.
Escapé de la abstracta luminosidad
de estrellas sin corazón
efímeros fósforos consumidos.

Escapé de la fuente
que inunda todas las gargantas
que no calma la sed de altura
ni lava la piel tatuada de calumnias.

Escapé de la mano
que paternal me robara el grito,
la exclamación de libertad.

Libre para morir de frío
en el mar insondable de la vida
o caminar descalza
en la abrumadora brasa de su arena.

Para vivir,
para vivir
al borde de la vida o de la muerte,
al vértigo del hielo o de la llama.



06 julio 2016

Ser música

Quién no ha querido alguna vez, o siempre, ser música.


01 mayo 2016

Madre

A todas las madres, en especial a la mía.

Madre
ya sé que tienes los huesos

descolgados de la tierra. 

Sé que te duelen los días
y que las noches te arañan
con uñas de miedo.


Sé que te pesa el cuerpo
como un siglo,
que tienes cansada la boca
y las palabras,
que tus ojos amados
son dos pozos oscuros
de agua blanquecina
cegados a la luz.



Sé que te duele la vida
de quebrantos y pesares,
que ya no ocultas
las cicatrices profundas
del ayer.



Sé que es difícil
arrancarte la sonrisa que se esconde
entre los surcos amables de tu rostro.



Pero, madre,
apóyate en mis manos y en mi pecho
que seguiré encendiendo
por ti la lamparita de tu alcoba.



Te acogeré en mi seno,
madre, hasta la última hora,
como en el tiempo
que me acunaste tú.




13 abril 2016

Adiós

En ocasiones, es necesario sacudirse el polvo de  los zapatos 
y seguir el camino.

16 febrero 2016

Equilibrio y calma

Perdimos el equilibrio y la calma,
las manos que en alfar
acariciaban contornos por nacer.

Hemos perdido las manos que trenzaban juncos
a la sombra plácida del tiempo,
enea y palma para el reposo y el pan;
manos tejedoras de redes
que a la mar fueron bridas
y arañaron el sustento.

Perdimos el equilibrio
y las bocas que hilaban historias
a las puertas de la noche,
que amasaban pacientes
horas dulces para el día,
dedos que sosteniendo acuarelas
pintaban la blanca anchura de la tarde en paz.

Hemos perdido el equilibrio y la calma
de los pasos lentos en caminos largos
que daban respiro a la palabra,
firmeza al pensamiento,
fragmentos de la vida andada y por andar 

Perdimos el equilibrio y la calma
esclavos de un reloj mecánico sin corazón. 

16 enero 2016

Reivindicación

En este invierno los árboles,
hacia el cielo,
clamando justicia,
levantan los nudos artríticos
de sus ramas.