¿Quién no quiere un lugar así? ¿Quién, si no lo tiene, lo inventa? 
Es un refugio para los días grises. Para mí es una hoja en blanco y un bolígrafo.
donde respiran las hojas verdes que me acompañan, 
donde un libro, sentado sobre mi regazo, 
me habla.
Hay un lugar tras los ventanales 
donde una tarde de otoño 
languidece de nostalgias, 
donde la lluvia resbala acariciando los cristales 
que no se estremecen,
donde el tiempo 
dormita fuera en el estanque 
sobre un lecho de nenúfares ausente de premuras.
Hay un lugar de ventanales abiertos 
donde el viento infla las velas del cortinaje 
y mi velero, en solitario, 
surca mares infinitos donde todo es vida, 
donde la creación está pariendo aún realidades. 
Hay un lugar tras los ventanales 
donde el invierno tímido 
esgrime un cálida sonrisa de sol, 
donde la noche amante 
prodiga mil y una caricias de silencio. 
Hay un lugar 
que en realidad no existe, 
donde habito.
