Sobre un lienzo de otoño 
de encinares. Los troncos
de cuerpos perlados 
aún sostienen verde 
de un estío derrotado. 
Pintan otoño los álamos
con caprichosa armonía,
los iluminados rostros 
de las hojas que robaron 
al fuego del mediodía 
reflejos de verde y oro. 
Quizá las uñas del viento
desgarren sangrando azules 
los cobertores del cielo. 
Quizá la lluvia dé luces 
de arco iris encubierto.
