Quiero, solamente,

callejear entre los albores húmedos
de sábanas tendidas al sol
y escuchar al alba
el coro madrugador de los pájaros
o deambular por los pasillos de un silencio
profanado sólo por sonidos puros.
Pasar la tarde de verano
entre la cal de la pared
y las hojas del cuaderno
dando a luz gaviotas que se posen
en las blancas arenas de tu alma.