Érase una tarde
de abril y de lluvia.
Érase una tarde
de verde encendido.
De voces lejanas
sin pena ni gloria,
de juego de pájaros
y canto de niños.
Érase una tarde
de ahuyentar las bocas
de cántaros huecos
preñados de ruido.
Érase una tarde,
refugio a la sombra
de troncos tallados,
de versos escritos.
Sin duda eres una excelente poetisa que eres capaz de reflejar la vida y sus circunstancias a través de tus versos tan bellos
ResponderEliminarMuchas gracias, Raquel.
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