La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

29 enero 2010

Influjo de Luna

Bajo el influjo de la Luna
Luna lame
con tu lengua
láctea, dulce,
lomas suaves
de mis campos,
ten piedad.

 

No me niegues
la blancura
de tu beso
y las noches
al abrigo
de tu faz.



Luna buena
viste pronto
nubes frías
con tu rostro
blanca seda.
Qué bondad.






20 enero 2010

Dejadme dudar

Concededme el beneficio de la duda.

Dejad que la furia del viento
me envuelva y me arrastre.
Dejad que estampe mi cuerpo
contra el voluble rostro de una nube gris.

Dejad que raudos caudales
mis pies desarraiguen del polvo
y en su vorágine me lleven
a las aguas de un desconocido mar.

Dejad que un ave cualquiera en sus garras
arrebate del mundo mi sombra
y me lleve en su ruta emigrante
más allá del horizonte, al confín.

No dejéis que aferre en su vientre
mi vuelo la ciénaga
ni que ahogue mis ansias de mares
las redes perversas de un mal pescador.
No dejéis que muera en la boca necia
que se dice fontanal de sabios.

Dejadme dudar,
dejadme dudar.





08 enero 2010

Bailamos frenético vals


A los valientes cooperantes de Greenpeace 

En la falda de los montes
que escupen incandescentes  becerros de oro
bailamos frenético vals.
A la luz de los volcanes
bailamos patético simulacro de lucidez.


Reímos dichosos
mientras las blasfemias del monte
levantan nuestros pies con violencia
y en el cielo surgen muecas
que ridiculizan nuestras hazañas.


Bailamos.
Conscientes abrimos los pozos del infierno.
La Tierra eructa polvo de azufre que estrangula el aire.
Bailamos frenético vals.


Perdido el miedo,
las flores encendidas que ambicionamos
llueven sobre nuestras cabezas cotidianamente
y bailamos,
bailamos frenético vals.