Escapé de la noche
de los mil y un cuentos sin magia,
del reino del esplendor divino
de las cosas no divinas,
de los espacios vitales habitados
por naturalezas muertas sin memoria.
Escapé de la abstracta luminosidad
de estrellas sin corazón
efímeros fósforos consumidos.
Escapé de la fuente
que inunda todas las gargantas
que no calma la sed de altura
ni lava la piel tatuada de calumnias.
Escapé de la mano
que paternal me robara el grito,
la exclamación de libertad.
Libre para morir de frío
en el mar insondable de la vida
o caminar descalza
en la abrumadora brasa de su arena.
Para vivir,
para vivir
para vivir
al borde de la vida o de la muerte,
al vértigo del hielo o de la llama.
Muy pero muy buen texto,cariños.
ResponderEliminarGracias, Alfa Fon-Amor.
EliminarBonita poesia
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Pablo.
Eliminar