Me robaron los espejos
para que no pudiera reconocerme.
Fui hogar, puerto,
sostén, fortaleza,
remanso, caverna de silencio,
cobertor, refugio, paño de lágrimas,
umbría en verano, en invierno hoguera.
Fui alcoba, vestidor y lecho,
tierra fecunda,
día laboral, nunca festivo,
inventora de tiempo,
desheredada del ocio,
vida entera en ara de sacrificio.
Fui despensa generosa,
cuna, columpio y escuela,
sanatorio y velada,
espalda robusta y arrullo,
piel marcada a hierro de dueño.
Fui alfombra herida de ardientes
espuelas,
vertedero de todos los residuos.
Fui sombra, no cuerpo.
apellido sin nombre ni estrella.
Pero hoy abrí los ojos,
encendí las luces siempre vertidas en mi
alma
y abrazada al influjo de la luna
bebí de la fuente donde brotan
todos los espejos.
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