Perdimos
el equilibrio y la calma,
las
manos que en alfar
acariciaban
contornos por nacer.
Hemos
perdido las manos que trenzaban juncos
a
la sombra plácida del tiempo,
enea
y palma para el reposo y el pan;
manos
tejedoras de redes
que
a la mar fueron bridas
y
arañaron el sustento.
Perdimos
el equilibrio
y
las bocas que hilaban historias
a
las puertas de la noche,
que
amasaban pacientes
horas
dulces para el día,
dedos
que sosteniendo acuarelas
pintaban
la blanca anchura de la tarde en paz.
Hemos
perdido el equilibrio y la calma
de
los pasos lentos en caminos largos
que
daban respiro a la palabra,
firmeza
al pensamiento,
fragmentos
de la vida andada y por andar
Perdimos
el equilibrio y la calma
esclavos
de un reloj mecánico sin corazón.
Mª Teresa, que maravilla de poema, es hermoso y bello y además muy cierto en todos los versos, ¡hemos perdido tantas cosas! esa vida íntegra, llena de armonías que nos tallaba el alma.
ResponderEliminarEn tus dos últimos versos...
"Perdimos el equilibrio y la calma
esclavos de un reloj mecánico sin corazón"
Un poema de antología Mª Teresa.
Un abrazo con cariño.
Ángeles
Sí, Ángeles, creo que hemos perdido el equilibrio y la calma en nuestras vidas. Y creo que esto nos perjudica gravemente la salud, las relaciones sociales y lo más imperioso que tiene la vida que es vivir.
EliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo