A los niños cuyos ojos quedaron sepultados bajo los escombros de sus países en guerra, a los niños que, ni siquiera, han podido ser refugiados. A los refugiados, también, por el sufrimiento que viven en su inocencia.
OJOS SUBTERRÁNEOS
Sus ojos,
luciérnagas temerosas
de sumisión infante.
Rescatad,
rescatad sus ojos lúgubres,
minúsculos luceros ocultados.
Aunque abunde, sí,
la consolación de sus pupilas.
Qué pisoteada su órbita inocente.
Rescatad, rescatad sus ojos.
Pobres ojos míos
quizá para siempre sepultados.
Si mueren,
morirá con ellos el amanecer del mundo
y el despertar de los hombres.
Que bonito poema Mª Teresa S. Que hermoso y que real, los inocentes ojos que miran
ResponderEliminarsin ver nadamás que la luz. (Desperté de ser niño, Nunca despiertes.)
Gracias, Un beso.
Este poema lo escribí hace unos años, pero lamentablemente actual su denuncia. No aprendemos nunca, los niños y su sufrimiento en las guerras.
EliminarGracias por tu comentario
Un abrazo
Mª Teresa, he sentido en mi alma un escalofrío de horror por los sentimientos que has puesto en tu poema... es tan real y tan inhumano lo que les está sucediendo a estos niños, que el alma se desgarra de dolor, y lo que no se paran a pensar en la muerte de estos niños, es que están matando nuestra esperanza, porque en ellos está nuestro futuro.
ResponderEliminarTe dejo un cálido abrazo y mi felicitación por tu conmovedor poema.
Ángeles.
Gracias, Ángeles. El sufrimiento de los niños y su muerte en las guerras y demás injusticias humanas hace que peligre la esperanza.
EliminarBesos