Recuerdos de una tarde de abril
Érase una tarde
de abril y de lluvia.
Érase una tarde
de verde encendido.
De voces lejanas
sin pena ni gloria,
de juego de pájaros
y canto de niños. 
Érase una tarde 
de ahuyentar las bocas 
de cántaros huecos 
preñados de ruido. 
Érase una tarde, 
refugio a la sombra 
de troncos tallados, 
de versos escritos.
