A veces la esperanza nos sostiene prendidos de un hilo muy frágil.
Esperanza se va con la tarde
a lomos de un corcel crepuscular
rasgando la bruma.
Esperanza se aleja despacio
cerrando las puertas del horizonte,
abriendo las ventanas de una historia
por nacer.
Esperanza ha pintado de gris
las paredes del recuerdo.
Desconoce su origen,
no presagia la línea
de su porvenir.
Esperanza ignora la ruta del ave,
si volverá su canto
a las ramas invernales
de su frutal.
Esperanza se fue
en los brazos amados de Septiembre
y no dijo
si pensaba volver.
Un poema muy real, desgraciadamente, y escrito desde el alma, como tu acostumbras.
ResponderEliminarUn abrazo
Rita
Es un poema que muestra la cruda realidad. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero esta se marcha cuando no son capaces de alimentarla para que quede en nuestro interior y tristemente sin saber si volverá. Un beso
ResponderEliminarQué hermosísimo poema, Teresa. Me ha encantado. Tanto que no he podido evitar leerlo varias veces. Un placer. Sigue así, por favor, deleitándonos con estos versos con un ritmo tan tuyo, tan bien logrado y, sobre todo, tan natural.
ResponderEliminarUn beso.
Jorge Andreu
Hola Teresa, nos has regalado un bello poema como siempre acostumbras a hacer amiga mía.
ResponderEliminarLa Esperanza se va, pero siempre torna a nuestros lares. Sin ella no podríamos vivir... ¿no te parece? La esperaremos con ilusión. Un abrazo amiga Teresa.
Hermoso leerte, vivo con ella en un cofrecito para que nadie me la quiebre.
ResponderEliminarCariños
Cuando esperanza se va el futuro deja de tener sentido, pues, por lo general es él quien la devora.
ResponderEliminarBellos versos.
Besos