¿Por qué no serás tú eternamente niñay sea tu juego perpetuo?
¿Por qué no será mío
el banco a la sombra frondosa del parque?
¿Por qué no estará mi silla
firmemente a tu cama pegada
y sea, junto a mí,
siempre tu sueño plácido
y mi cuento interminable?
A mi hija.
Tu magia y tu amor conseguirán que ella siga siendo, siempre niña, siempre inocente, siempre abierta a recibir tu protección. Y tú serás siempre guía, siempre eterna inventora de cuentos. Precioso poema para un lindo regalo de Navidad.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Un beso para ambas. Luci_ernaga
Seremos eternamente niños junto a ti,
ResponderEliminaren el parque, junto a tu cama,
dormidos al amor de tus cuentos,
al amparo de tu calor y de tu aliento.
Gracias, Teresa, siento la paz...
Les querríamos siempre niños, junto a nosotras, protegidos.
ResponderEliminarDeben crecer, porque crecer es vivir y hay tantas cosas por aprender y disfrutar en la vida.
Te dejo un saludo, yo también soy madrileña, tauro, y me llamo Teresa S.
Es cierto. Deben crecer, también gozamos con su aprendizaje y sus alegrías serán nuestras alegrías.
ResponderEliminarQué curiosas coincidencias las nuestras.
Gracias por tu visita
Un saludo
Teresa.
La fusión entre dos seres no se da en el amor sensual... donde siempre hay dos espacios, es en el amor maternal donde sólo se crea un espacio... y una vez experimentado esto el deseo es que durara para siempre...
ResponderEliminarYo no tengo hijos pero intuyo ese lazo increible, porque si sé lo que es tener madre...
BESOS!!!
Con que realismo plasma en tu texto el sentimiento maternal, sentimiento que solo las madres pueden sentir.
ResponderEliminarUn abrazo