Por los callejones
de los sin techo
deambulan los poetas
Templan sus manos
en la hoguera del silencio.
Con leños de
consumo inútil
se alimentan las
farolas,
brotes tiernos de
fósiles,
caprichos de desecho
ni para el fuego
sirven.
Los focos de neón
borran la memoria de
la luz.
Instrumentos de
Electra afónicos y discordes
ensordecen el oído a
la música
Los poetas huyen a
esconderse
en los rincones del
alba,
no quieren que su
voz alimente
la garganta que dice
ser única.
Vagan entre los
indigentes
ocultos bajo
mantones sobrios
ajenos a la
superficial atmósfera