Cuántos dioses encontré
con su conveniente universo,
con su cohorte de arcángeles
y ángeles impostores,
con paraísos prefabricados y amorfos
con sus infiernos camuflados,
con las tablas de su ley de plomo,
dispuestos a aplastar con ellas
a los humildes arrodillados.
Cuántos dioses encontré
con una fe de cera y de limosnas
con altares repletos de sacrificios inútiles.
Cuántos dioses hallé
de paja y barro.
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