Afloras primavera irreverente,
invitas al perfume de tus rosas,
extiendes pinceladas luminosas
y mi pesar desprecias, insolente.
A mí, hoy me llovieron las espinas
de todos tus rosales encendidos,
sangrando van torrentes mis sentidos
rocíos de dolor que no imaginas.
En mi tierno frutal no madurado
no he de hallar la virtud de tus albores,
no tendré la alegría a mi cuidado
en el triste lugar donde me encuentre
porque vengo de enterrar entre tus flores
la rosa más preciada de mi vientre.
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