En la noche oscura del alma, en vigilia, mantendremos una luz encendida
en la morada de la fortaleza y la confianza.  
 Contemplo la noche 
desde dentro, 
palmatoria en la mano 
de vigilia vestida. 
Los pinos se doblan al viento norte, 
la lluvia fugaz e implacable 
rompe espejos de estrellas. 
Con la nariz pegada a los cristales, 
espero, 
oh corazón nocturno, 
la serenata del viento, 
busco recobrar el diálogo 
en el pulsar y su luz. 
Ahora recuerdo que aprendí 
de compasión y confianza, 
ahora recuerdo que aprendí 
que no me abatirán las sombras. 
