Ya voy necesitando naturaleza viva, espacios abiertos.
Me asfixia tanto asfalto.No me devolvais al valle de témpanos colosales,millares sus pupilas me miran como extranjera.
No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.
Se agolpan para recibirme,
de hormigón su ejército
para aprisionarme
en sus miles de lentes ciegas.
No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.
Mi corazón al exilio
lejos de toda herrumbre.
No quiero la rigidez y la arrogancia,
quiero temblar como tiemblan los pinos,
los bosques de eucaliptos,
las encinas, los cipreses.
Yo sé de la conversación del viento,
nunca entendí la lengua asfáltica que me lleva.
No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.
Devolvedme allá
donde mueren de nostalgia las rosas,
enjugado traigo su llanto en mis manos.
No me devolváis al valle
de los gigantes de gélida mirada.
No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.
Pétalos a mis ojos
Me asfixia tanto asfalto.
No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.
Se agolpan para recibirme,
de hormigón su ejército
para aprisionarme
en sus miles de lentes ciegas.
No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.
Mi corazón al exilio
lejos de toda herrumbre.
No quiero la rigidez y la arrogancia,
quiero temblar como tiemblan los pinos,
los bosques de eucaliptos,
las encinas, los cipreses.
Yo sé de la conversación del viento,
nunca entendí la lengua asfáltica que me lleva.
No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.
Devolvedme allá
donde mueren de nostalgia las rosas,
enjugado traigo su llanto en mis manos.
No me devolváis al valle
de los gigantes de gélida mirada.
No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.
Pétalos a mis ojos
Cada entrada que realiza es una entrega total de afectos,cada verso vibra lleno de pasión por lo que la vida le regala a sus sentidos. Linda poesía. Un gran abrazo
ResponderEliminarCuanto sentimiento y añoranza hay en este poema...me marcho con el alma preñada de la belleza que describes.
ResponderEliminarBesos
Precioso, me ha llegado por BOHéRASE AUTORES y me ha encantado.
ResponderEliminarPrecioso, Teresa. Cuánto amor por la naturaleza. Yo también "quiero temblar como tiemblan los pinos", amiga mía. Un placer leerte, casi tiemblo como ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jorge Andreu
¡Cuánto desgarro muestras en este poema! Pero, sobre todo ¡Cuántas ansias de vivir! De mostrar esa energía, esa fuerza que nos das en cada poema, en cada verso.
ResponderEliminarUn abrazo
Rita
Preciosa manera de plasmar la claustrofobia que se siente cuando nos saturamos de hormigon, soy una urbanita declarada pero de vez en cuando me siento como describes con ganas de escarme de respirar de nuevo de vivir, no de "sobrevivir" me encanta tu blog y sibre todo tu creatividad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querida Teresa,
ResponderEliminaralguien dijo una vez:
"Una ciudad de un millón de habitantes no es una tontería, es un millón de tonterías."
Platón, en La República y Las Leyes, ya expuso que el crecimiento en habitantes de la ciudad ideal tenía un límite, y este era cuando ya eran los suficientes para cubrir las necesidades básicas de los todos los ciudadanos. A partir de ahí, el tiempo y las energías de los mismos se emplearían en los "divinos ocios", puertas de entrada al mundo de los dioses...
Si le hubiéramos hecho caso... los pétalos estarían ahora muy cerca de tus ojos..., casi casi los tendrías siempre ante ellos.
Un abrazo.
Hola Teresa ,tu reflexión nos llena de aromas para respirar un poco mejor.Felicidades.
ResponderEliminarUn besazo .
Pues se reparte un aire floral, y el rechazo al al vida urbana... a ambos me sumo encantado.
ResponderEliminarSaludos.
Me quedo con el aroma de las flores de campo.
ResponderEliminarSaludines.
Hay tanta belleza y entrega en cada uno de tus versos,cómo colores y perfumes en tan atractiva entrada.Es un baño multicolor.BELLO,BELLO...
ResponderEliminarABRAZOS.