Déjame la tierra Padre
aunque dormida,
para recostar mis huesos
ya cansados,
para contemplar la vida que decrece
por sus montes desolados.
Déjame la tierra herida,
muerta acaso,
aunque el olvido le muestre
su cadalso
que yo cubriré sus fuentes
con mi llanto.
Aunque el candil de la luna
se apagase
y no quede estrella alguna
que inflame
su esplendor en la laguna,
aunque dormida,
para recostar mis huesos
ya cansados,
para contemplar la vida que decrece
por sus montes desolados.
Déjame la tierra herida,
muerta acaso,
aunque el olvido le muestre
su cadalso
que yo cubriré sus fuentes
con mi llanto.
Aunque el candil de la luna
se apagase
y no quede estrella alguna
que inflame
su esplendor en la laguna,
déjame la tierra Padre
que regreso
con los hombres que la empapen
de esperanzas,
compartiendo todo un cielo
amplio de luz espigada.
que regreso
con los hombres que la empapen
de esperanzas,
compartiendo todo un cielo
amplio de luz espigada.
Tus poemas aparte de bien estructurados, cargados de templanza y de mensajes, como debe ser querida amiga. Un abrazo
ResponderEliminarPrecioso, Teresa, precioso. Las dos primeras estrofas las he leído varias veces: son mis favoritas. La verdad es que me gusta más tu estilo rimado. Sorpréndeme con más poemas así, que estaré encantado de releerlos una y otra vez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jorge Andreu
Que hermoso poema Mª Teresa, me ha emocinado mucho ese canto a la tierra!
ResponderEliminarEn uno de mis sitios, TEMAS QUE IMPORTAN Y MAS http://ventadegaraje-karina.blogspot.com hay un premio esperándote, espero que lo aceptes y lo pases a buscar.
Es un placer leerte, gracias por compartir tus bellas letras.
Un fuerte abrazo!!
Tierra que no sabemos defender de su natural extincion.
ResponderEliminarCariños
Cada verso, cada estrofa es un regalo al alma y una llamada de atención sobre nuestro entorno vital. Sobre tu entrega a nuestra Madre Tierra.
ResponderEliminarUn abrazo
Rita
Ojalá nuestra herida y nuestro despertar nos hagan vibrar en la tonalidad de la compasión... de modo que generemos suficiente energía para que la tierra pueda nutrirse, curarse y procrearse con ella... tú ya lo haces y muy bien... precioso poema!!! :D
ResponderEliminarQue angustioso lamento este que te sale del alma... ojlá pueda ser sentido tal como tú lo has lanzado y tal como lo he recogido yo.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Que hermoso poema amiga Teresa! Parece mentira como estamos dejando a la Tierra... que no nos pertenece. ¡Es de nuestros hijos! Espero que sepan ser más sensibles que nosotros, amiga mía. Un abrazo grande con mí cariño.
ResponderEliminarQuerida amiga: la verdad es que la esperanza, como muy bien tú anuncias, es capaz de empapar nuestras almas y conducirnos hacia el bien. Por eso debemos tener esperanza y, cuidando a nuestra madre Tierra, como querría el Padre, ayudar a crear un mundo de amor y solidaridad. Un cordial saludo.
ResponderEliminarHola Teresa no podemos perder la esperanza nunca...ella nos alimenta dia a dia,muy bello poema,bellas palabras..gracias..besicos..
ResponderEliminar