La noche murió aquí.
La encontraron acribillada
a balazos de Electra
y a ráfagas de neón
al atardecer de un día cualquiera,
hace muchas décadas.
Desde entonces su cadáver
es horadado por proyectiles lumínicos
para asegurar que su serena penumbra
no recobra la seda negra de su manto.
En sus dominios brillaba
la auténtica luz.
Millones de soles
bajo el incendio de su sudario,
viven.
Que bonito,que bueno,que hermoso,me encanto la noche.Voy de paso hoy,conociendo algunos amigos nuevos y visitando mi gente conocida tambien, como siempre.Que decir de tu blog si cada dia esta mejor,tienes esa buena costumbre, de ser tan querible de seguir pasando por aqui, que se vuelve con ganas.Te invito a Peregrino de Sabiduria a leer lo nuevo si lo deseas,te espero,un abrazo y hasta pronto...
ResponderEliminar...presiento una luz....
ResponderEliminarun abrazo
Es un poema precioso amiga Teresa. Millones de soles bajo el incendio de su sudario viven. Me ha gustado. Un abrazo grande amiga mía.
ResponderEliminarCuanta razón hay en tu hermosas palabras. Hemos matado la luz natural de la noche con esas otras, artificiales que hemos creado.
ResponderEliminarQue pena.
Un abrazo
Un principio de muerte y pena. Un final de vida y positividad.
ResponderEliminarUn poema, como todos los tuyos, salido de un corazón que los late con energía y esperanza.
Un abrazo, amiga
Rita
Un bello poema, y que las noches, aunque sean así de acribilladas, las vivas muy intensamnete, y también los días, por qué no.
ResponderEliminarUn beso.
Tu poema refleja maravillosamwente algo que siempre había yo pensado. Esas luces de neón,ese cadáver horadado, es al mismo tiempo la imagen de la vida, esa vida personal que se esconde detrás de ellas ¡Qué poesía tan profunda y bella!. Un saludo.
ResponderEliminarFantástico querida amiga, felicidades, un abrazo.
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