A la hora del baño, un día, mi hija,
entonces con cuatro años, me dijo: Siéntate y hablamos, mama.
Sí. Dímelo siempre.
Tú, sirenita de nácar,
bailarina entre las olas,
en mi corazón varada.
Tú, sortilegio de mimos,
arco iris de escamas.
Sí, dímelo siempre
-Siéntate y hablamos, mama.
Yo me sentaré a la orilla
enredada en tus palabras
y hablaremos de misterios
que descubrirás al alba.
Si preguntas por la vida
que mi corazón desgarra
hallaremos las respuestas
ocultas entre las algas.
Hablaremos de las cosas
que te inquietan, que me alarman,
ignoraremos barreras
que en el tiempo nos distancian.
Sí, dímelo siempre
–Siéntate y hablamos, mama.
Y me olvidaré del viento
que a poco barre mi playa.
Entrañable ese acercamiento de la madre a la hija, de la hija a la madre, con metáforas preciosas como"el viento que a poco barre mi playa" Preciosa poesía. Un abrazo.
ResponderEliminarPrecioso. "Sortilegio de mimos, arco iris de escamas". Me encanta. Espero el próximo con ilusión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jorge Andreu
Cada vez que comento un poema tuyo, me encuentro o repitiendo lo bueno que es, o sin palabras, como es el caso.
ResponderEliminarUn poema con grandes recursos poéticos; precioso, tierno, grande -como tú-.
Un abrazo
Sofi
Un poema encantador que nos retrotrae a la infancia.
ResponderEliminar"Si preguntas por la vida
que mi corazón desgarra
hallaremos las respuestas
ocultas entre las algas."
Esta estrofa me llega al alma.
Abrazos
Precioso poema, Teresa.
ResponderEliminarLas madres, siempre ahí, dispuestas a escuchar y a hablar, aunque ya se hayan ido.
Besos
Narci
Que hermoso poema Teresa, pero aun más hermoso el entendimiento entre madre e hija cuando además es a propuesta de esta que se produce ese acercamiento. Me ha gustado mucho Teresa. Y te repito que las dos cosas. Abrazos
ResponderEliminarAy como he sentido esta entrada. Que no se pierda el diálogo, o que se recupere si se ha perdido.
ResponderEliminarMe lo he tomado como algo personal por el momento que vivo.
Un abrazo
Pues yo no voy a ser nada original con mi comentario Teresa.
ResponderEliminarPorque simplemente es Precioso.
Fíjate que me llegó hasta la brisa de ese mar en donde estábais las dos juntitas, charlando de vuestras cosas.
Besos
Ternura familiar hecha versos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Entrañable y hermoso poema entre madre e hija. ¡Qué difícil es a veces el diálogo! Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarBELLO,BELLÍSIMO.Cada palabra,llena de AMOR,cada pregunta llegará a tu corazón,no habrá distancias,ni dudas,la ternura borrará las inquietudes y tu playa será el jardín y la brisa se unirá al canto de las sirenas.FELICITACIONES.UN ABRAZO con enorme cariño.
ResponderEliminarBellisimo!!!!!!!!!!!!! Mis aplausos a estas letras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Fernando
ResponderEliminar“El viento que a poco barre mi playa”
El tiempo que no se detiene
barriendo la arena que cuenta
la vida que pasa.
Jorge Andreu
Gracias Jorge. Pasaré a visitarte igualmente.
Rblanco
Todos tenemos pequeñeces ocultas y grandezas visibles, como tú y tus grandezas. Tienes un gran sentimiento de solidaridad y compromiso social.
TriniReina
En el diálogo se encuentran las respuestas a todos los conflictos… y al alma.
Narci
Con la madre/con el hijo, siempre se debe hablar, estén físicamente presentes o no.
Juan Francisco
Fue una genialidad maravillosa de mi hija que me hizo muchísima ilusión.
Verdial
Es mi deseo que ese diálogo nunca se pierda y si es así, que lo recuperemos pronto. Lo deseo para mí, para ti también Verdial y para todas las madres y padres. ¡Es tan importante!
Alternativa
Era la hora del baño, en casa, pero ya sabes lo que nos pasa a los poetas, nos dan un vaso de agua, y embarcados en un poema, surcamos el océano.
Emilio
Sí. Ternura familiar. Los niños tienen el don de embaucarnos con sus gracias.
Micaela
Es verdad. Suele ser difícil el diálogo. Haremos todo lo que llena nuestro corazón para no perderlo.
Isabella Ros
Gracias Isabella, tu comentario es un poema añadido.
Salvadorpliego
Gracias. Los aplausos son compartidos. Tus letras también son admirables.