La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

09 enero 2009

Un solo pan

Escuchad mi voz paupérrima.
No quiero alcanzar tesoros
que enriquezcan lo que nace sobrio.

Me duelen los ojos de luchar.
Las palabras se agolpan en los labios
como dagas para romper la mudez.

He visto en el cielo a los pájaros

trazar su vuelo en dirección contraria
al filo de la espada.

He visto desmoronarse
la espléndida visión que aparecía
y surgir, funestos, los rasgos
de lo que sólo era miseria.

Qué difícil es levantar el futuro
sobre unas manos nuevas, inocentes.
Qué difícil es que las migajas de la común unión
esparcidas por el mundo
se reúnan de nuevo en un solo pan.

2 comentarios:

  1. No ceso de pensar en la inocencia de los niños, en su mirada carente de malicia y en el futuro que les aguarda. Nosotros, herederos de la tierra, seres racionales y salvajes en las artes del odio y el engaño, legaremos nuestros bienes teñidos de sangre y fuego. Nosotros, corruptores de la inocencia, quebrantaremos la mirada de los niños para legarles lo único que nos queda: la ira, el rencor... la violencia. Ojalá que todos estos negros presagios sean tan solo unas palabras vacías de un negro cuento de terror. Es hora de gritar al viento, de alzar la voz y las manos y todos unidos, humanos de todas las razas, promulgar el manifiesto de un sueño, una voz y una esperanza.

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