Mil mariposas, con sus alas,
colman de besos las mejillas de la tarde
y la tarde,
ante semejante ternura,
se deja besar
pero ignora la lluvia ácida que se avecina.
En la encrucijada de la calle
su luz imprevista ilumina la realidad ingrata,
espada de fuego
que sella las puertas del paraíso
donde ya no se puede volver.
Te dirán
que las alas de mariposa no dejan huella,
mientras el reloj avanza
con pasos de gigante, nadie le detiene.
Ahora, sé que buscarás
en las paredes en blanco
las mariposas que grabaron
con el cincel de sus alas
garabatos en la cordura.
Y el reloj
que baja la calle cargado de reliquias
se desconcierta en el tiempo.
Exquisito trabajo poético y exquisita y mágica naturaleza que pintas. Imágenes multicolor que revolotean entre esa suave y armónica cadencia de palabras que se vuelven verso, que se vuelven arte.
ResponderEliminarOjalá que este humilde aprendiz de poeta pueda llegar un día a ser poeta... Como tú!
Me encanta, por no decir me embriaga, la cadencia de tus versos en la estrofa, sin romper la armonía y la suavidad del ritmo.
Percibo en tus obras una buena técnica, depurada y pausada, vital y humana.
Gracias por tus comentarios, no muy merecidos, a mi sencilla poesía; y gracias asimismo, a los comentarios que adornan los trabajos de mis compañeros, ellos si se lo merecen, sobre todo por su calidad humana.
No sé como responder a tanta atención. Muchas gracias una vez más.
ResponderEliminarNo entiendo de técnicas ni siquiera sé,(pues no tengo gran preparación académica) si sirven para algo en poesía. Sólo escribo con el corazón, él me marca las pautas, la armonía y los silencios. Creo que es la única forma de escribir poesía.
Soy tan aprendiz como tú y como cualquiera y quiero seguir siéndolo hasta el último verso que escriba.
Me alegra que forméis un equipo tan formidable.
Seguiré visitando vuestra página, se nota en ella el corazón de quienes la forman.