A veces, ante noticias de desdichas provocadas por el ser humano a su prójimo, me pregunto si, después de transitar por la historia, los pasos del hombre no han aprendido nada.
Por el largo camino de
siglos
fueron los pies cubiertos de
pieles,
calzados de pobres sandalias,
o luciendo zapatos de reyes.
Conquistaron imperios
antiguos
con perfumes, incienso, fieles,
cautivos ¿no aprendieron
nada?
Sangraron heridas de hielo,
vadeando nieblas y pantanos,
besaron las cumbres más altas
arrastrando cadenas de
esclavos.
Habitaron ardientes desiertos,
con sus alas la luna pisaron
¡tan blanca! ¿no aprendieron
nada?
Descubrieron tierras de
promesas
generosas en todos sus
bienes,
arrancáronle al mar sus
escamas.
Subastados por los
mercaderes
fueron carne marcada entre
rejas,
otro tiempo al son de
cascabeles
sus danzas, ¿no aprendieron
nada?
A los pasos, también en
presente,
sus iguales a filo de espada
descubren cuestiones ocultas
y brindan con sangre
inocente
esgrimiendo su falsa cordura
estudiada, ¿No aprendieron
nada, nada?