La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

13 marzo 2011

A la intemperie

 Nos cobijamos en refugios excesivamente cálidos. Quizá sea conveniente vivir un poco más a la intemperie para que resuciten nuestros sentidos.

 Qué frescor ahora
después de vagar mil noches
por las horas de un reloj asfáltico.

Qué frescor aquí
junto a los olivos tiernos,
junto a los tiernos álamos.

Aquí, a la orilla de senderos
escritos de lluvia y huella,
junto a las flores temblorosas,
erizadas de frío,
mendigas de un sol de invierno.

Mejor aquí, lejos,
de aquel impersonal dominio.
Mejor, a la intemperie agria de la vida
que vivir al abrigo
de un retazo artificial del cielo.