La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

28 agosto 2010

Agua y luz


En espacios desmedidos,
playa extensa, solitaria.
El mar inspira, expira,
su respiración de agua.
Cuando al fin se despereza,
la luz se despliega plana
al mirador de los ojos
donde se desborda el agua,
donde el corazón se expande
sobre la piel de la playa.

Al pie del acantilado, luz,
luz que en el mar se baña,
la tierra le tira besos
con labios verde esmeralda,
Dios se mira en el espejo
azul de cielo en el agua.
Pleamar suelta compuertas
que yo he de volver mañana
para que nadie profane
la virgen arena blanca.
Pero si nunca regreso,
oh mar y sé que me llamas,
volveré a leer los versos
de mis huellas olvidadas,
envolveré mis silencios
en cobertores de algas
y dormiré sobre hierba
soñando con marejadas.

Cuando la tarde me borre
la silueta desdichada,
oh infinito, rompe fuerte
tu aliento sobre la playa
que yo olvidaré mis pasos
y escribiré sobre el agua.