La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

19 junio 2010

Pétalos a mis ojos


Ya voy necesitando naturaleza viva, espacios abiertos.
Me asfixia tanto asfalto.
No me devolvais al valle
de témpanos colosales,
millares sus pupilas
me miran como extranjera.
No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.

Se agolpan para recibirme,
de hormigón su ejército
para aprisionarme
en sus miles de lentes ciegas.

No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.

Mi corazón al exilio
lejos de toda herrumbre.
No quiero la rigidez y la arrogancia,
quiero temblar como tiemblan los pinos,
los bosques de eucaliptos,
las encinas, los cipreses.
Yo sé de la conversación del viento,
nunca entendí la lengua asfáltica que me lleva.

No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.

Devolvedme allá
donde mueren de nostalgia las rosas,
enjugado traigo su llanto en mis manos.
No me devolváis al valle
de los gigantes de gélida mirada.

No soy de aquí.
Pétalos a mis ojos.
Pétalos a mis ojos