La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

20 enero 2010

Dejadme dudar

Concededme el beneficio de la duda.

Dejad que la furia del viento
me envuelva y me arrastre.
Dejad que estampe mi cuerpo
contra el voluble rostro de una nube gris.

Dejad que raudos caudales
mis pies desarraiguen del polvo
y en su vorágine me lleven
a las aguas de un desconocido mar.

Dejad que un ave cualquiera en sus garras
arrebate del mundo mi sombra
y me lleve en su ruta emigrante
más allá del horizonte, al confín.

No dejéis que aferre en su vientre
mi vuelo la ciénaga
ni que ahogue mis ansias de mares
las redes perversas de un mal pescador.
No dejéis que muera en la boca necia
que se dice fontanal de sabios.

Dejadme dudar,
dejadme dudar.