La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

08 junio 2009

Fruto de la tierra

A mi hija

Te pegaré a la tierra
para que brotes encendida
con la vivacidad de las amapolas,
para que crezcas robusta
sobre los montes amplios del futuro,
para que te sepas hija

de mis ciclos lunares,
fruto de mi conjunción de estrellas.

Te sembraré
más allá del declive,
donde el huerto reverbera fértil,
donde el agua acaricia

su amorosa espalda,
hasta que fructifiquen tus trenzas
racimos para el paladar del alma.

Te pegaré a la tierra

perfumada de espliego
hasta que broten primaveras en tus ojos,
para que siembres tú,
otra vez, la semilla desechada,

en la tierra donde todas las batallas se perdieron,
para que florezcas allá
donde al fin la vida
alzará su victoria.