La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

06 noviembre 2008

Llorando por un pájaro


Algunos mendigan sin cansancio
por los pasillos sordos de la burocracia,
otros gritan desde las afiladas torres del infortunio
y yo estoy aquí llorando por un pájaro.

Algunos mastican el dolor ajeno y el propio
mientras aporrean con puños de impotencia
las puertas aceradas de un purgatorio que no merecen,
otros mueren sin un gemido
en las llanuras áridas pobladas de buitres
y yo estoy aquí llorando por un pájaro.

Algunos van pisoteando las manos
de los que mendigan dignidad tan sólo
y escupen falsedades
hacia un cielo que aún silencia juicio,
otros cultivan remansos
en las orillas mínimas de lo cotidiano,
y yo estoy aquí llorando pun un pájaro.

Ríos mansos cansados de podredumbre
siguen recorriendo las calles del mundo,
con atronador bramido
saltan los barrancos de la injusticia
tras las aguas pacíficas del gran océano
y yo estoy aquí llorando por un pájaro.

Por su dolor y por su muerte.
Por todo lo que duele,
por todo lo que vive,
porque todo es vida,
porque todo, todo es pájaro.