La poesía toca con sus alas lo más pequeño, lo más excelso, toca el dolor y la alegría.

Nos pega a la tierra, a los seres vivos, nos eleva y transporta a otra dimensión.

13 octubre 2008

Déjame la tierra Padre

Déjame la tierra Padre
aunque dormida,
para recostar mis huesos
ya cansados,
para contemplar la vida que decrece
por sus montes desolados.

Déjame la tierra herida,
muerta acaso,
aunque el olvido le muestre
su cadalso
que yo cubriré sus fuentes
con mi llanto.

Aunque el candil de la luna
se apagase
y no quede estrella alguna
que inflame
su esplendor en la laguna,
déjame la tierra Padre
que regreso
con los hombres que la empapen
de esperanzas,
compartiendo todo un cielo
amplio de luz espigada.

1 comentario:

  1. Significativo poema sobre la “madre” tierra, significativa reflexión sobre un “holocausto” natural provocado por el ser humano en sacrificio a sus dioses materiales.
    Tierra y agua como elemento de vida, tierra y agua… y fuego. “El hombre” en su estupidez aniquila lentamente el espacio natural que garantiza su futuro.
    ¿Cuantos años pasarán antes de que “El hombre” se de cuenta del peligro que se cierne?
    Cuando todo esté perdido invocaremos a la madre, a la mujer… a la Esperanza. Y entonces, tal vez, ya sea demasiado tarde.

    Gracias a ti, Teresa, por tus comentarios a mis compañeros del Grupo y a mi sencillo trabajo. Sabes, pertenezco al grupo desde hace pocos años y para mi, “Brétema” lo es todo, no es solamente un colectivo que se dedique a escribir mas o menos bien, es algo más, algo mágico que me ayuda a comprender el sentido exacto de la palabra humanidad, del compañerismo, de la amistad. Luchamos contra corriente en aguas demasiado revueltas, tal vez un día, pasada la tempestad de estos tiempos, alguien nos diga: ¡Sois vosotros… los poetas!

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